¿Sabéis que son los amigurumis? Hasta hace poco yo no lo sabía, pero os aseguro que son auténticas joyas.
Son pequeños muñecos hechos de crochet y ganchillo mediante una técnica de origen japonés.
En Japón forman parte de la cultura de lo Kawaii, que podríamos traducir por tierno, bonito, adorable o encantador.
Pero los amigurumis no son sólo muñecos bonitos, se tejen con un objetivo, el de proteger el alma del niño al que se regalan y el de alimentar el espíritu infantil que todos llevamos dentro.
Según la tradición cada amigurumi posee un "alma" que lo convierte en compañero y confidente de su dueño. Dan suerte y protección de la tristeza y las emociones negativas.
Se dice que el niño que tiene un amigurumi, es siempre un niño feliz.
Con toda esta historia, no dudé ni un segundo en incorporarlos como parte de las tartas de pañales. Encuentro que son increiblemente más valiosos que un simple peluche, están totalmente hechos a mano, con una difícil técnica artesanal que lleva muchas horas de trabajo. Además están llenos de tradición y proporcionan suerte y protección.
¿Cuál os gusta más?
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